sábado, 8 de mayo de 2010

MI AVENTURA DE SER DOCENTE

Con el gusto de siempre envío un afectuoso saludo a todos los compañeros para compartir con ustedes "La aventura de ser maestro”.
Debemos hacer una reflexión acerca de nuestra práctica docente, estar conscientes del gran valor que tiene nuestra labor como profesores, retomar nuestro desarrollo en el aula, dirigir nuestra perspectiva a lo positivo, al gusto y a la pasión que nos debe dar cada clase. Es cierto nadie nos enseñó a ser profesores, principalmente quienes no estudiamos para ser profesores, pero estamos aprendiendo por ensayo y por error. Adquiriendo esa experiencia necesaria a través de cada clase, cada grupo, cada alumno. Esa experiencia que a lo largo de los años nos dará frutos de satisfacción, teniendo siempre presente el deseo por ser mejor cada día.La preocupación de Miguel de Unamuno por enlazar el pensamiento y el sentimiento, nos hace participes para transmitir a los jóvenes, esos mismos deseos de pensar y de sentir, mientras que Ma. Del Carmen Díez menciona el aprendizaje dentro del aula no solo para el alumno sino también para el docente, todos los días aprendemos algo nuevo, además debemos convertir las aulas en espacios de convivencia con los jóvenes, porque también de ellos aprendemos y así darle el más grande sentido a nuestra noble labor y disfrutarla al máximo.
Debemos reconocer la importancia de la renovación pedagógica, actualizarnos y comprometernos a aprender todos los días nuevas estrategias para desarrollar en los jóvenes el aprendizaje significativo y enfocar el desarrollo de nuestras clases con actividades de la vida cotidiana, si la sociedad y el desarrollo tecnológico se transforman y evolucionan, nosotros tenemos que adaptarnos y capacitarnos constantemente para no quedar desfasados.Hay algo muy importante que debemos aprender: “encontrar a alguien cuya palabra nos abre horizontes insospechados que nos enfrente a nosotros mismos, que rescate en nosotros pensamientos e inquietudes como una nueva luz”. Este debe ser el espíritu de nosotros los profesores, y estos son los sentimientos que debemos despertar en los jóvenes con nuestras enseñanzas, sin olvidar la parte humana y su entorno. Motivarlos ¿Debemos tomar cursos para aprender a motivarlos? Buscar estrategias de motivación es una buena opción.Dejar de ser el profesor novato, o el de secundaria que no sabe organizar su clase por falta de preparación pedagógica, o de aquellos otros profesores soberbios y con aires de grandeza ante los alumnos, desafiantes y causando impresiones de temor en ellos. Por el contrario, debemos ser humildes, darles a conocer que estamos a su disposición para lo que se les ofrezca en cuestiones académicas y porque no a veces de amistad, ellos solo quieren que alguien los escuche cuando buscan su propia identidad. Brindarles un tiempo extra, darles confianza para que tengan conocimiento de que cuentan con nosotros.Como vamos a afrontar la dificultad de la comunicación con ellos, también hay cursos de comunicación, ahora ya nos ofrecen hasta por internet, tengo que aprender a ser más autodidacta, para que mi clase tenga una mayor funcionalidad en la interacción y dejar atrás la enseñanza tradicionalista del “yo hablo y tú escuchas”.
Aplicar estrategias pedagógicas para estar a su altura, saber comunicarme con ellos de acuerdo al momento y al ambiente que predomine. Vamos aplicando esas técnicas que nos dieron buenos resultados y descartar aquellas que no funcionaron en las experiencias anteriores, adquiriendo esas habilidades para aplicarlas ahorita, sentirme buen maestro a partir de este momento y no esperar para adquirir esa experiencia cerca de mis 30 años de servicio.Que me queda, “el orgullo de ser profesor”, es para mí uno de los más grandes retos de mi experiencia docente, y estoy dispuesta a formar parte de ese grupo de grandes profesores, llevarme esa grata satisfacción al término de mi servicio a la educación, tener un orgullo por haber cumplido con la parte que me corresponde como formadora de proyectos de vida.
Estamos en contacto
María Rubí Tapia Palomares.

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